Queremos ayudaros a hacer una compra fresca saludable y que se adapte al máximo a las restricciones de movimiento de estos dias tan complicados. Por eso os proponemos productos que, por la durabilidad, la versatilidad y la temporalidad, pueden facilitaros un poco la vida, tanto si sois unos cracs de los fogones como si no.

Hoy os proponemos el albaricoque, introducido en Europa por los griegos desde el Lejano Oriente y extendido por los árabes por el litoral mediterráneo, aporta menos calorías que otras frutas ya que tiene un 90 % de agua. Contiene mucha vitamina A, en forma de betacaroteno, y como tiene gran cantidad de fibra, mejora el tránsito intestinal. Entre los minerales, destaca el hierro: tiene más que otras frutas pero, si además, los comenos secos, los populares orejones, aún tiene más (unos 100 gramos de orejones tienen el doble de hierro que un bistec de ternera del mismo peso).

Con efectos antioxidantes, astringentes, antiinflamatorios –son ricos en taninos, que ayudan a desinflamar la mucosa intestinal- y dermoprotectores, las personas con piedras en el riñón deben comerlos con precaución, ya que tiene ácido oxálico que, combinado con el calcio, puede generar oxalato cálcico.

A la hora de comprarlos escogeremos los que estén al punto, ya que no hay que comer nunca albaricoques verdes porque son muy indigestos (es una fruta que, una vez cosechada, ya no madura más), que no tengan golpes ni manchas ni un aspecto arrugado, lo que quiere decir que están demasiado maduros. Una vez en casa, los guardaremos en la nevera en una bolsa con agujeros para que respiren y los podremos comer en estado óptimo durante 3-4 días.