Queremos ayudaros a hacer una compra fresca saludable y que se adapte al máximo a las restricciones de movimiento de estos dias tan complicados. Por eso os proponemos productos que, por la durabilidad, la versatilidad y la temporalidad, pueden facilitaros un poco la vida, tanto si sois unos cracs de los fogones como si no.

Hoy os proponemos el rodaballo, un pescado plano, que vive camuflado en la arena y se encuentra en el Mediterráneo y el Atlántico oriental, además de poderse criar en piscifactorias. Es un pescado semigraso –con un contenido de grasa que oscila entre el 2 y el 5 %-, de carne firme, bajo en calorías, sin casi espinas y de fácil digestión. Destaca por la elevada presencia de vitamina B9 –más que el resto de pescados- y también tiene vitamina B12, B2 y B3, proteínas de buena calidad y, entre los minerales, yodo, magnesio, selenio, potasio, fósforo y sodio.

Lo mejor es comerlo el mismo dia que se pesca o al dia siguiente. Si lo hacemos así, solo debemos guardarlo en la nevera, envuelto para que no se reseque. Según como se corte y se limpie, su sabor variará de intensidad. Para sacarle todo el provecho, lo más aconsejable es comprar el pescado entero y que nos lo corte un profesional.

En la cocina, la manera más frecuente de prepararlo es guisado, pero por su tipo de carne, también es muy adecuado para el horno, el vapor o la plancha. Evitemos recetas que exijan freírlo ya que es un pescado que absorbe gran cantidad de aceite. Si optamos per guisarlo, cocinémoslo con un fondo de verduras y evitaremos que ser reseque durante el largo proceso de cocción. Si lo hacemos al horno, debe estar muy caliente e introducir el pescado ya límpio y salpimentado. Deberemos mantener el horno a una temperatura entre 180 y 190 grados y si lo untamos com aceite de oliva evitaremos que se reseque durante la cocción.