Buena fuente de agua y fibra, las espinacas pueden ser de dos tipos; espinosas y lisas, aunque las que se cultivan normalmente son las híbridas. Se pueden comer de enero a junio y de octubre a diciembre, aportan pocas calorias y tienen un alto contenido de vitaminas y minerales, por lo que es muy recomendable incluirlas en la dieta de personas mayores, adolescentes y niños –excepto los menores de un año.

Aportan una buena cantidad de vitamina C, siempre que no se hayan cocido demasiado (de 15 a 20 minutos como máximo), vitamina A, buena para la vista y la piel, las del grupo B, especialmente B9 (ácido fólico), además de minerales como calcio, hierro, magnesio, potasio, sodio, fósforo y yodo. Por el calcio que contienen no son recomendables para las personas propensas a los cálculos renales.

A la hora de comprarlas, escogeremos las de color verde brillante y uniforme, con hojas de aspecto fresco y tierno. Si no las podemos comer en seguida, se conservan unos dias en la nevera dentro de una bolsa de plástico. También las podemos congelar: las limpiamos con agua, les sacamos la tierra antes de escaldarlas, las escurrimos y las metemos en bolsas en el congelador.